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¿PARA QUÉ NECESITAMOS MINERALES?

Tal vez por hacer parte del trabajo diario, para quien escribe resulta natural y obvio conocer los usos de los minerales y la importancia que estos tienen para la vida diaria. Sin embargo, una conversación sostenida, con un importante jurista del país la semana anterior, me llevó a la conclusión que la mayoría de la gente, en especial los que se oponen a que exista minería en Colombia, lo hacen porque piensan que se trata de algo inútil, que genera más daños que beneficios. ¿Para qué sirve el oro, además de para hacer las joyas que lucen las señoras? me preguntaba. Lo primero que hay que decir, es que los seres humanos necesitamos los minerales para la existencia. Nuestro cuerpo no subsiste si no tenemos sodio, potasio, calcio, magnesio y hierro en nuestro organismo, y terribles enfermedades sufren quienes tienen deficiencias de estos minerales. Pero además de las funciones corporales, para la vida diaria son indispensables. Los niños llevan minería al colegio cuando toman sus cuadernos y sus lápices: grafito en el lápiz, caolín en el papel. Necesitamos minerales para lavar nuestros dientes, o para repararlos cuando vamos al dentista, para ingerir los medicamentos en forma de pastilla o para ser atendidos en un hospital. Todo el instrumental que utiliza un cirujano proviene de las minas. Nuestras casas, que nos dan cobijo, son elaboradas a partir del yeso, del cemento, de la caliza, de piedras ornamentales, de hierro y arcillas es decir, un 95% o más son minería. Necesitamos los productos minerales para fabricar el jabón con que lavamos la ropa, para la loza, los cubiertos y los vasos para comer y beber, para tener productos cosméticos, en fin, para casi todo. Hay quienes asocian la vida, en forma exclusiva, con los recursos naturales renovables y el agua. Son entusiastas al expresar que debe defenderse el medio ambiente si se quiere preservar la existencia. La verdad es que los recursos naturales no renovables, igualmente sustentan la vida, y deben ser tenidos en cuenta con la misma relevancia.

Es por ello que unos y otros pertenecen a la Nación, y requieren ser aprovechados de manera sustentable. Así lo disponen nuestra Constitución y nuestro marco normativo. Su agotamiento prematuro o su explotación irracional, también debe ser evitadas, como se intenta proteger el medio ambiente, porque si se malgastan los recursos naturales no renovables, se ponen en riesgo las materias primas y los energéticos, para muchas industrias que producen artículos básicos para la vida diaria. La amenaza que hoy se cierne sobre la minería y petrolera del país, por su persecución sin tregua, con argumentos de toda índole, no es entonces un tema que afecte exclusivamente la caja de la Nación, por la disminución de impuestos y regalías. Al no poder desarrollar estas actividades como se requiere, o quererlas llevar a su marchitamiento como sucede hoy día, no solo se dejan de recibir las rentas que estas producen, sino que, además, habría que comprar estos productos a otros países. Si no contamos con las materias primas y los energéticos producidos por nosotros, tendremos que importarlas, para mantener muchas de nuestras industrias y para mover al país. Se habla como mucho orgullo de la enorme biodiversidad que nos caracteriza. Con igual entusiasmo se debería mencionar la riqueza del subsuelo, también provista de una variedad interesante de opciones, muchas de ellas aún sin explorar. La tecnología y su avance requerirán cada día más materias primas mineras, para perfeccionar y avanzar en sus procesos. Colombia podría ofrecer esos productos en el futuro.

Es equivocado entonces percibir al industrial minero como un depredador social y del medio ambiente, sin conciencia. El concesionario, en materia minera e hidrocarburífera, contribuye a los fines del Estado y, por ello, su actividad y los derechos que emanan de los contratos que celebra con éste, deben ser respetados y protegidos. Siempre se podrán hacer mejor las cosas, pero no tiene mucho sentido que se vulneren esos derechos, so pretexto de proteger intereses considerados como “de mayor rango”. Una vez entendida la importancia de esta industria, los juristas del país y, en especial los jueces, tendrán más claridad del por qué, es necesaria la ponderación en la toma de decisiones, que pueden tener trascendencia en asuntos que también son de interés general.

Fuente: www.larepublica.co

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